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martes, 5 de junio de 2007

Sobre accidentes de tránsito--pedacitos de tarea




En el mes de mayo del 2007 se reportaron 16 muertes en accidentes de tránsito, la cifra más baja desde agosto del 2006. Se alega que esto se debe a más presencia policial en las carreteras y denuncias hechas a las autoridades por otros conductores. Pero a pesar que el número se redujo (en abril del 2007 se reportaron 32 muertes), 16 personas fallecidas no son motivo de celebración.




Las opiniones de muchas personas es que se deberían aprobar leyes más estrictas, mejorar el estado de las carreteras, educar mejor a la población; pero nada de esto servirá hasta que mos la actitud del costarricense de que “ellos lo hacen mal y yo lo hago bien”.




Me he tomado la libertad de nombrar esta actitud como la “ley de la excepción”, se basa en todos los costarricenses con doble moral. Se quejan, por ejemplo, de las muertes en carreteras por conductores temerarios o borrachos, pero no se crea consciencia de que podría tratarse de ellos mismos. Algo así como el “haz lo que digo y no lo que hago”.




Se suele creer que en los accidentes de tránsito que salen en las noticias, a pesar de no ser hechos aislados, las víctimas o culpables son siempre desconocidos. Pero siendo Costa Rica un país tan pequeño y con una tasa tan alta de accidentes de tránsito, poco a poco hemos llegado a sentir el peso de que se trata de un conocido, un amigo, un familiar, quien se ha visto involucrado en un accidente de este tipo.

Un estudio realizado por un grupo de exploradores extranjeros de la National Geographic ha catalogado a Nicoya, Costa Rica, como una “zona azul”. Las designadas zonas azules quieren decir que no solo existe un alto nivel de longevidad en sus poblaciones, si no también que la calidad de vida de las personas de la región es excelente. Los factores designados a la longevidad y calidad de vida en Nicoya son, entre otros, los genes, la alimentación y el estilo de vida sabanero.

Mientras la calidad de vida y longevidad en Nicoya se vuelve un ejemplo para el mundo, las actitudes tras el volante se vuelven una vergüenza, sino tragedia, para todos los costarricenses. Pero aún no parecemos dispuestos a cambiar. Talvez se debería investigar si los ancianos de Nicoya conducen o no automóviles.


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