Es obvio, lo viejo cambia por lo nuevo, lo nuevo es lo viejo con un giro, y cada vez con menor innovación.
Lo nuevo se vuelve regla y necesidad, hasta que aburre a las nuevas generaciones y se crea algo nuevo. Piense en las generaciones que dudaban del uso del papel higiénico, y el drama que se pasa cuando a uno le hace falta.
Remontémonos solo algunos años, la generación que vio el nacimiento de la televisión; segregó a los tele-visionarios de quienes vivieron toda su vida sin ella. La popularización de Internet formó una generación impaciente (segregada de quienes nunca han tenido ni necesitado de la comunicación de redes) a la que le cuesta muchísimo hacer cualquier tipo de trabajo educativo o profesional sin google.
La que está en auge ahora, es la denominada generación IPOD, por el reproductor de mp3, mp4 y prácticamente cualquier cosa (o sea, es una llave maya, USB, en la que se puede escuchar música o ver películas. Es decir...un walkman, pero mucho más cool). Aunque muchos no forman parte directamente de una de las mejores propuestas de marketing en la historia, no se puede evitar el efecto que tiene la generación IPOD.
En clases, ahí están los audífonos blancos. En el bus, también. En el trabajo, hay que repetirlo todo por que “sorry, estaba viendo mis playlists”. La música ya no es música, son no sé cuántos GB, y entre más tengas mejor. La generación IPOD se aísla en su mundo de música programada y la imagen que representa. Lo peor es que se va volviendo necesidad.
Ya vendrá algo nuevo.
Lo nuevo se vuelve regla y necesidad, hasta que aburre a las nuevas generaciones y se crea algo nuevo. Piense en las generaciones que dudaban del uso del papel higiénico, y el drama que se pasa cuando a uno le hace falta.
Remontémonos solo algunos años, la generación que vio el nacimiento de la televisión; segregó a los tele-visionarios de quienes vivieron toda su vida sin ella. La popularización de Internet formó una generación impaciente (segregada de quienes nunca han tenido ni necesitado de la comunicación de redes) a la que le cuesta muchísimo hacer cualquier tipo de trabajo educativo o profesional sin google.
La que está en auge ahora, es la denominada generación IPOD, por el reproductor de mp3, mp4 y prácticamente cualquier cosa (o sea, es una llave maya, USB, en la que se puede escuchar música o ver películas. Es decir...un walkman, pero mucho más cool). Aunque muchos no forman parte directamente de una de las mejores propuestas de marketing en la historia, no se puede evitar el efecto que tiene la generación IPOD.
En clases, ahí están los audífonos blancos. En el bus, también. En el trabajo, hay que repetirlo todo por que “sorry, estaba viendo mis playlists”. La música ya no es música, son no sé cuántos GB, y entre más tengas mejor. La generación IPOD se aísla en su mundo de música programada y la imagen que representa. Lo peor es que se va volviendo necesidad.
Ya vendrá algo nuevo.
2 comentarios:
Buen post!, "La música ya no es música, son no sé cuántos GB, y entre más tengas mejor." no lo podía decir mejor
Muy buena, me gusta tu forma de pensar!!! Deberías leer sobre Herbert Marshall McLuhan, es un excelente complemento para tu artículo.
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